Ante la veloz discusión que se ha desarrollado en la Convención Constitucional, cuyos integrantes han apretado el acelerador en el debate de su reglamento como pocas veces se ha apreciado en la experiencia internacional, es que como Observatorio Constituyente Apruebo Dignidad aplaudimos el sentido del deber cívico que tiene el órgano para concluir esta etapa, a pesar de que las polémicas no han dejado de rodear y opacar su quehacer.

Es ampliamente sabido que la noticia sobre el falso cáncer del convencional Rodrigo Rojas Vade causó revuelo, molestias y críticas, así como una ola de votantes y grupos de la ciudadanía que exigieron detalles sobre su condición médica y la proyección de su trabajo en la Convención. Sin embargo, él ya ha manifestado su voluntad de renunciar definitivamente al espacio, marginándose de toda discusión y toma de decisiones.

Desde la revelación de su estado médico, es que el Observatorio ha discutido ampliamente su situación y la legitimidad que podría restarle a la CC en caso de permanecer en ella. Ante eso, y el reciente anuncio de Rojas Vade, es que valoramos su decisión, ya que creemos firmemente en que si existe cualquier disonancia entre el discurso que llevó a los representantes a ser electos y su realidad, se debilita la legitimidad del espacio y se defraudan las esperanzas de la gente.

Desde el principio hemos sostenido que cuidar la Convención Constitucional debe ser la prioridad de sus 155 integrantes y la sociedad civil, como una de las consecuencias más relevantes de la Revuelta Popular y la vehiculización de demandas históricas a espacios institucionales, y eso siempre puede significar tomar decisiones difíciles. En ese sentido, festejamos la rapidez con la que la Mesa Directiva de la CC respondió a esta y otras tensiones y problemas que pueden entorpecer el trabajo, siendo también muy oportuna su respuesta ante esta controversia. Sin embargo, el rol de todas las actorías debe ser hoy cuidar la proyección del trabajo de la Convención, fortaleciendo la democracia y con el horizonte político puesto en la recomposición de la crisis política, institucional y social.

Con esto, cabe destacar que continuaremos manteniendo una acérrima posición sobre todos los mecanismos que permitan ampliar y profundizar la participación ciudadana, objetivo que esperamos pueda oficializarse en la discusión del reglamento, nueva etapa que se convertirá en uno de los desafíos cívicos y políticos más grandes en la historia de nuestro país.